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Ballenas y delfines



Valores: $0,25 + $0,25, $0,50 + $0,50, $0,50 + $0,50, $0,75 + $0,75.
Viñetas: Marsopa espinosa. Delfín del Río de la Plata. Ballena minke. Yubarta.
Tirada: 44.000 ejemplares de cada viñeta.
Diseño: Mosca Ochenta, para el Dpto. de Comunicación Visual.
Ilustración: Carlos Papolio.
Formato: 67 x 28 mm.
Pliegos de: 16 ejemplares (4 "cuadritos" combinados, con bordes de hoja ilustrados).
Dentado: 14.
Color: cuatro colores y tinta metalizada.
Papel: sin filigrana, sin fosforescencia.
Procedimiento: Offset.
Impresión: Letra Viva S.A., Buenos Aires.
Sobres Día de Emisión: 4000 ejemplares.

Día de Emisión: 15 de septiembre de 2001.


Mamíferos bajo las aguas del mundo...

Entre los mamíferos marinos, el orden de los cetáceos comprende a las ballenas, los delfines y las marsopas, y se divide en odontocetos (que son la mayoría de las especies de cetáceos, caracterizadas por tener dientes, como los delfines, las marsopas y los cachalotes) y misticetos (las grandes ballenas, con "barbas" en lugar de dientes: llenan su boca con enormes cantidades de agua y luego la expulsan, utilizando las barbas a modo de filtros donde queda atrapado el alimento). Son los únicos mamíferos marinos que están totalmente adaptados para vivir en el agua, aunque son vivíparos y las crías se amamantan de sus madres. Respiran aire y tienen pulmones -lo que los obliga a salir a la superficie- y, como el resto de los mamíferos, son animales que mantienen constante la temperatura de su cuerpo. Poseen una gruesa capa de grasa debajo de la piel, que les sirve como reserva de energía en épocas de necesidad, por ejemplo, durante la reproducción o la cría. Los cetáceos poseen un sistema de ecolocalización -similar al sonar marino- y emiten sonidos de muy alta frecuencia, que le permiten formar imágenes en el cerebro del animal de la calidad de nuestras imágenes visuales (formas, texturas, distancias, etcétera).
Algunos cetáceos emiten los misteriosos "cantos": patrones constantes de sonidos melodiosos que podrían ser señales de un sistema de comunicación. Por otra parte, estos mamíferos también tienen una vista muy aguda, completamente adaptada tanto a la superficie marina como a debajo del agua. Los cetáceos también son conocidos por sus varamientos, que pueden ser individuales, en grupo o masivos: mientras los odontocetos presentan varamientos de los tres tipos; los misticetos, en general, varan individualmente.

Marsopa espinosa (Phocoena spinipinnis)

Normalmente, mide 1.80 m de largo (puede llegar hasta los 2 m) y llega a pesar 75 kg. Su hocico es romo y su cabeza, redondeada. Posee una aleta dorsal con una serie de tubérculos dérmicos o "espinas" en su parte superior. La marsopa espinosa habita aguas templadas, cálidas y frías en ambas costas de América del Sur, hasta el Cabo de Hornos; aunque es más numerosa en la costa del Pacífico de Chile y Perú que del lado del Atlántico. Se desplaza en grupos de 2 a 8 individuos, exhibiendo su característica aleta dorsal. Gracias a los 54 a 74 dientes que puede llegar a tener, se alimenta de peces pequeños y moluscos. La mayor amenaza para la marsopa espinosa proviene del ahogamiento en las redes de pesca. Si bien el impacto más severo se da en las costas peruanas, del lado del Atlántico el peligro podría ser mayor (aunque no existen datos sobre su número poblacional ni su mortalidad en redes de pesca para la Argentina).

Delfín del Río de la Plata o franciscana (Pontoporia blainvillei)

Es uno de los delfines más pequeños, con un máximo de 1,75 m y hasta 35 kg de peso. Se caracteriza por un maxilar y mandíbula alargados, con más de doscientos dientes pequeños, y una cabeza levemente bulbosa. Su color grisáceo o amarronado, similar al hábito de los franciscanos, ha originado su nombre vulgar. Vive en aguas poco profundas y extremadamente costeras (muy raramente en el mar), desde la zona central de Brasil hasta el golfo de San Matías, en Argentina. Sus numerosos dientes pequeños y la forma de su boca hacen que su dieta no sea variada: pocas especies de peces, moluscos y algunos crustáceos. El delfín del Río de la Plata es una especie altamente amenazada debido a la captura incidental, cuando queda atrapado en las redes de pesca artesanal y costera y se ahoga.

Ballena minke (Balaenoptera acutorostrata)

Esta especie es la más pequeña de las ballenas y está ampliamente distribuida en el mundo. Existen al menos tres formas aisladas geográficamente: la ballena minke "enana" (Balaenoptera acutorostrata bonaerensis), caracterizada por una franja blanca en las aletas pectorales, alcanza un largo máximo de casi 7 m y habita en el Hemisferio Sur; y las ballenas minke (Balaenoptera acutorostrata y B. a. davidsoni), que carecen de dicha franja, alcanzan los 10,7 m de longitud y habitan en el Hemisferio Norte. Se desplazan solas, de a pares o en grupos mayores, sobre todo en zonas de alimentación. En primavera y verano migran de las aguas templadas, donde se reproducen, a las frías, donde se alimentan, para emprender el regreso en otoño e invierno. En cuanto a su alimentación, la ballena minke enana lo hace de krill, muy abundante en las aguas superficiales australes. La amenaza más importante contra la ballena minke es y ha sido la captura comercial, aun en regiones en que la legislación la protege explícitamente e incluso pese a la moratoria dispuesta en 1986 en nuestro país. En la Argentina se han registrado varamientos en Buenos Aires y Río Negro. Actualmente, se estima que la población de ballena minke en el Hemisferio Sur es de unos 750 mil individuos.

Ballena jorobada o yubarta (Megaptera novaengliae)

Esta especie se caracteriza por las largas aletas pectorales blancas con manchas en la cara superior; pero, sobre todo, por la jiba o joroba que presenta junto a la aleta dorsal. Llega a medir unos 16 m de largo y pesar hasta 40 toneladas. Habitan en todos los océanos y, en general, se desplazan en alta mar. Entre las zonas de reproducción y las de alimentación, esta especie migra unos 10.000 km cada año. La ballena jorobada se alimenta de krill, peces pequeños, y algunos moluscos. Es un animal muy ágil, acostumbra a saltar completamente fuera del agua, en particular, en época de celo. Además es la más "cantora" de las ballenas; sus "canciones" pueden durar hasta 20 minutos y repetirse durante horas. Hoy es la especie más próxima a desaparecer del Hemisferio Sur y por ello integra las listas de especies protegidas.

La estación hidrobiológica de puerto quequén
Dependiente del Museo Argentino de Ciencias Naturales "Bernardino Rivadavia"

En 1928 fue cedida al Museo de Ciencias Naturales una casa emplazada en el puerto de Quequén, Pcia. de Buenos Aires, para la creación de la Estación Hidrobiológica de Puerto Quequén por gestión de quien fuera entonces director del Museo, Prof. Martín Doello-Jurado, constituyéndose en la primera Estación de Investigación de Biología Marina en América del Sur. En 1937 se dispuso la habilitación de tres salas mayores de la Estación Hidrobiológica para la exhibición al público de fauna regional, principalmente marina. Desde su creación este Museo abre sus puertas todo el año especialmente en verano para los miles de turistas que visitan Necochea y Quequén. El sencillo y viejo edificio de madera en el que se emplaza la Estación tiene interés histórico propio, había sido cedido por la empresa holandesa que dragó y construyó el Puerto de Quequén. Toda su estructura fue importada directamente desde los Países Bajos en 1902. Los objetivos de la Estación son la investigación científica en las ciencias del mar y la difusión de las ciencias naturales a través del museo regional.

La caza de la ballena

Se estima que a principios del siglo XX existían unos 4 millones de ballenas de las distintas especies. Promediando el fin de siglo, la población mundial se redujo a la cuarta parte. A esto contribuyó una suma de factores: la caza indiscriminada (tanto para la obtención de la grasa como de la carne de ballena, muy apreciada en Oriente), la contaminación de los mares y los océanos (que afecta sus sistemas inmunológicos) y las redes en que quedan atrapadas y ahogadas algunas especies.
Las legislaciones nacionales y los acuerdos internacionales -sobre todo, a partir de los años setenta- han puesto cierto freno a esta matanza que colocó a muchas especies al borde de la extinción. Sin embargo, algunos países, haciendo caso omiso de las leyes, perseveran en la pesca. En la Argentina, la captura directa de mamíferos marinos con fines comerciales está prohibida desde 1974.

Agradecimientos

Dr. Luis Cappozzo, Estación Hidrobiológica de Puerto Quequén y División Mastozoología, Museo Argentino de Ciencias Naturales "Bernardino Rivadavia".

Bibliografía consultada

Capozzo, Humberto L. y Junín, Marcela (eds.). Estado de conservación de los mamíferos marinos del Atlántico Sudoccidental. Informes y estudios del Programa Mares Regionales del PNUMA (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente), Nº 138. 1991.
Chebez, Juan Carlos. Los que se van. Especies argentinas en peligro. Buenos Aires, Albatros, 1994.
Lichter, Alfredo. Huellas en la arena, sombras en el mar. Buenos Aires, Ed. Terra Nova, 1992.